Esta semana el Gobierno anunció el cierre de un proceso de reperfilamiento de la deuda externa. La operación permitió reducir 0.13% ($50 millones) el endeudamiento externo que actualmente supera los $38,400 millones. Veamos algunos detalles.
Los bonos soberanos son papeles de deuda pública garantizados por el gobierno. Usualmente, con pago de intereses semestrales y un solo pago del capital al final del plazo. En la operación realizada por el régimen intervinieron los Bonos 2020 y 2029 emitidos en 2015 y 2019, de 5 y 10 años plazo, respectivamente. En resumen, se emitieron más Bonos 2029 para comprar una parte de los Bonos 2020 que tocaba pagar el próximo 24 de marzo.
El objetivo es claro: no tener que desembolsar ese pago el próximo año. Este tipo de operaciones se conoce como reperfilamiento y consiste en cambiar deuda cara por deuda barata y a mayor plazo. El asunto es que pese al cambio la deuda sigue siendo cara. Solo se consiguió más tiempo. Aunque para muchos esta operación transmite un mensaje positivo, podría implicar lo contrario.
Cumplir con el programa de pagos es una de las variables de mayor relevancia para un buen perfil crediticio. En el caso de Ecuador, no es algo común. De hecho, es todo lo contrario. Solamente ha pagado un bono en toda su historia. Los Bonos 2015 fueron los primeros en ser cancelados tras un récord de 8 defaults en 180 años. El mensaje de pagar un bono por segunda ocasión en la historia, y en menos de 5 años, hubiera sido mucho más potente que el actual. Incluso si se lo hacía bajo un esquema similar al de esta semana.
Otro punto importante es sobre las expectativas del Gobierno de lograr mejores condiciones que las actuales. Si el plan fiscal funciona y se cumple con el acuerdo con los multilaterales, muy probablemente se logre un riesgo país menor este año. Por consiguiente, las condiciones crediticias para el país debieran mejorar para inicios del 2020. El apuro en realizar este “reperfilamiento” podría interpretarse como una falta de convencimiento de que las condiciones fiscales del país serán mejor para el 2020. Es decir, que todavía exista incertidumbre en las autoridades sobre la capacidad del Gobierno para cumplir sus obligaciones.
Por último, el control al endeudamiento. Esta operación transmite el mismo mensaje de las recién reformadas reglas fiscales: el problema de la deuda pública debe ser resuelto por gobiernos futuros. No solo que actualmente no rige el límite de endeudamiento, sino que se busca postergar las obligaciones de la actual administración. La reapertura de los Bonos 2029 le significarán al Ecuador un pago total de $2,225 millones en enero del 2029 y más de $1,000 millones adicionales en intereses.
Aparte por ahora las dudas técnicas. La más importante, ¿por qué se concedió 6% adicional, y no menos, a los tenedores que decidieron vender sus bonos 9 meses antes del vencimiento? No de casualidad se logró recomprar más del 50% de los bonos (se recompró 78%), que según el mismo Gobierno es inusual. Se pagaron a muy buen precio ¿más de lo necesario?
La idea de reperfilar la deuda es positiva. Se debe hacer. Pero solo será efectiva si realmente se la cambia por deuda barata (2-4%) y a largo plazo (15-20 años). Solo así el mensaje es positivo de alto impacto. El tiempo es una variable importante en economía, y en este caso, es dinero.
Artículo publicado originalmente en Primicias.
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